Te voy a contar una historia. Se llama “Suyi y el costo de la dominada”.
¿Sabes qué es una dominada? Esto es una dominada.
Suyi y el costo de la dominada
Hace 3 años descubrí el deporte funcional. El deporte funcional es aquel en el que empleas tu cuerpo al completo, de forma integral.
Para practicarlo no necesitas más que tu cuerpo. Y como mucho una esterilla y un lugar donde colgarte.
La dominada es un gran ejemplo de ejercicio funcional, sólo necesitas tu cuerpo y una barra/árbol/anillas, etc.
Cuando descubrí el deporte funcional me quedé fascinada de todo lo que el cuerpo humano puede hacer. Y empecé a practicarlo entusiasmada 3-4 días en semana, una hora.
Al principio no era capaz de hacer ni una flexión apoyando las rodillas. Pero a las pocas semanas conseguí hacer 10 flexiones apoyando las rodillas.
Y a los 3 meses conseguí hacer mi primera flexión sin apoyar las rodillas.
Esos pequeños logros hicieron que me fuera sintiendo cada vez más segura de mi misma y de mi potencial. Y pronto empecé a intentar hacer dominadas.
Pero al intentarlo, no podía aguantar colgada ni 15 segundos. Colgada, ¿eh? Ya ni te digo de intentar elevarme… ¡ni un milímetro era capaz de subir!
Tampoco era capaz de hacer otros ejercicios y con los meses empecé a frustrarme.
Empecé a tener el siguiente discurso en mi mente: “Joder, con lo mucho que me esfuerzo, lo bien que me alimento, el deporte que hago, ya no avanzo nada. No veo resultados. Soy una débil, todo el mundo avanza rápido menos yo. No puedo, no sé para que me esfuerzo tanto si no voy a poder”
Empecé a creerme al 100% que YO no podía, que nunca iba a poder. Que sencillamente mi cuerpo no daba para eso. Que tenía que aceptar que yo era más débil que los demás. Que había llegado a mi techo de ejecución física.
Siempre me comparaba con los demás y sentía que mi progreso era más lento que el de la mayoría o peor aún, nulo. Era una víctima de las circunstancias.
Un día, en el box de Crossfit estaba intentando por enésima vez hacer mi dominada estricta. Y me solté frustrada dando un grito de rabia.
Y la coach que me estaba mirando, me preguntó extrañada:
¿Qué te pasa? ¡Si casi lo tienes!
Y yo enfadada le dije:
¡Que no puedo! Llevo meses intentándolo ¡y nada! Jamás podré conseguirlo porque soy débil.
Y ella, una pedazo de atleta que había hecho deporte toda su vida, se echó a reír y me dijo lo siguiente:
“Yo tardé 2 años en conseguir hacer mi primera dominada estricta, entrenando todos los días y combinando Crossfit con escalada. Hacer una dominada estricta no es fácil. La primera que hagas la celebrarás por todo lo alto. Sigue practicando.”
Me quedé de piedra.
Ese día se me cayó una venda de los ojos.
Ese día comprendí dos cosas que me tenían totalmente ciega:
1. Comprendí el coste de conseguir una dominada.
Comprendí que yo me estaba comparando con personas que llevaban años entrenando muy duro, muchas horas a la semana y que yo pretendía conseguir lo mismo que ellos habían tardado en conseguir AÑOS, ¡en 3-4 meses! Por mi cara bonita. Cuando jamás en mi vida había entrenado duro y cuando sólo hacía pocos meses había conseguido hacer mi primera flexión.
Ese día comprendí que estaba siendo irrealista e impaciente, lo cual me estaba generando un estado de frustración y victimismo enorme.
Para hacer una dominada estricta (sin ayuda de balanceo o de impulso) no sólo debes tener mucha fuerza en la espalda y los brazos para elevar tu propio cuerpo sin balanceo, además debes apretar bien los glúteos, los abdominales y tener unas manos muy fuertes y duras, acostumbradas a ser usadas para algo más que teclear en el ordenador, para poder agarrar muy bien la barra mientras subes.
De modo que si quería mi dominada estricta primero debía fortalecer mis manos, espalda, brazos, glúteos y abdominales durante meses o, en mi caso, incluso años. Debía trabajar mucho más duro y por más tiempo para conseguirla.
2. Tras comprender el coste, rápidamente comprendí lo segundo: Que no estaba asumiendo el coste.
Me di cuenta que, yo no podía (o más bien no quería) asumir el coste que tiene conseguir hacer esa ansiada dominada estricta: yo no estaba dispuesta a entrenar 2 horas al día, 5 días a la semana.
Tenía mis buenas razones: En primer lugar trabajaba muchísimas horas ¡Y yo quería hacer otras cosas después de salir del trabajo! Quería abordar mi estrés y me gustaba pintar, también quería descansar suficiente y quería dormir 8 horas, quería cocinar mi comida sana, leer, etc.
Y no estaba dispuesta a renunciar a esas cosas por entrenar 5-6 días a la semana, dos horas cada día.
Todas esas razones eran muy loables, ¿no crees?, nadie dice lo contrario.
Pero entonces, vi claramente que tenía que asumir que no iba a conseguir mi dominada estricta a corto plazo.
Era absurdo que me sintiese frustrada o víctima si no asumía el costo de conseguir mi dominada. Por eso dejé de quejarme y acepté que mi dominada requería un nivel de compromiso, esfuerzo y sacrificio que simplemente yo no estaba aplicando en esos momentos.
¿Porqué te cuento esta historia?
El costo de nuestros anhelos.
Todos deseamos o anhelamos algo que no tenemos.
Algunas personas desean dejar 15-20 kilos, otras desean estar más tonificadas y musculosas, otros desean tener mejor salud, algunas personas desean que se les marquen los abdominales o hacer una dominada estricta, como yo.
La cuestión es ¿están dispuestos a hacer lo que hay que hacer durante el tiempo que hay que hacerlo para conseguirlo?
La mayoría creen que sí. Pero en realidad, les pasa exactamente lo que a mí con la dominada.
Que piensan que con lo que ya están haciendo deberían ver resultados. Con lo que ya han cambiado, deberían tener su recompensa X, que en el caso de cada uno será ese deseo.
Piensan que con lo que hacen debería ser suficiente, porque se comparan con los demás, y en comparación con los demás, claro, ya comen muy bien, o ya hacen mucho deporte o ya se están esforzando más que el 90% del resto del mundo.
Pero están cayendo en los mismos 2 errores que yo: no son conscientes del costo real de sus deseos y por ende no se dan cuenta de que no están asumiendo ese costo.
Si deseas conseguir objetivos de élite, debes caminar el recorrido de la élite. Un recorrido de años de trabajo, esfuerzo y sacrificio.
Y para mejorar tu salud debes estar dispuesto a asumir costos.
Me he dado cuenta de que algunas personas desean o esperan que cuando les digo que pueden mejorar su salud les revele una solución efectiva y súper rápida a todos sus problemas.
Por eso, se sorprenden o se frustran cuando se dan cuenta de que hay que hacer un gran trabajo, durante laaaargo tiempo y con bastantes costos (emocionales, económicos, etc.) para alcanzar una buena salud o una mejora en su calidad de vida.
No es una solución sexi, lo sé. Vivimos en la era de la píldora mágica, de la prisa, del "lo quiero fácil y lo quiero ya". Pero es que alcanzar un objetivo supone un coste, un esfuerzo a largo plazo.
El costo de la dieta paleo.
Si decides hacer un reseteo paleo para conseguir un objetivo de salud deberás asumir varios costos, no te voy a engañar:
- El primero y más importante: que en sólo un mes de reseteo paleo es probable que no consigas tu objetivo. No es una dieta milagrosa, es un estilo de vida.
- Tendrás que invertir tiempo en cocinar (si, si quieres tener las riendas de tu salud TIENES que cocinar, aunque sea un poco).
- Cuando vayas de cervezas los viernes con los amigos del trabajo, deberás beber agua.
- Tendrás que sustituir las pizzas del domingo por platos más sanos.
- Tendrás que aprender a decir NO a la presión social para que bebas copas.
- Tendrás que renunciar al pastel de cumpleaños ultraprocesado del supermercado.
- Tendrás que elegir la verdura salteada en tu restaurante favorito en vez de los espaguetis a la carbonara que siempre pedías.
- Cuando vayas al cine deberás comer almendras en vez de palomitas.
- Llegarás a entender que en el cómputo de un mes, no será lo mismo beber 2 cervezas a la semana que beber 0. Beber 2 cervezas a la semana son 108 cervezas al año y eso tiene sus consecuencias de salud.
- Deberás invertir tiempo cada día en hacer deporte y levantar tu trasero del sofá.
- Tendrás que imponerte en casa y comprar alimentos más saludables o incluso pedir que no se compren mierdas por tu bien.
- Deberás abandonar las tostadas del desayuno, etc, etc, etc.
Y mejorarás. Todos estos cambios los convertirás en hábitos y llegarás a disfrutar de ellos. Ya no serán un sacrificio para tí, serán tu elección personal impulsada porque te sientes mejor que nunca o porque vas viendo resultados paulatinos a largo plazo.
Una vez que coges la inercia del tren de la paleo es fácil continuar. Y con el tiempo, cuando tu salud o peso lo permita, podrás incluso reintroducir algunas de tus antiguas costumbres, como comer palomitas en el cine, sin miedo a perder lo ganado.
Ahora bien: ¿estás dispuesto a hacer ese esfuerzo, a asumir ese coste inicial para mejorar tu salud? ¿estás dispuesto a hacer este cambio en tu vida casi de forma permanente? ¿Tienes la paciencia de esperar a ver mejoras de aquí a 2-3 años?
No un mes ni dos: años.
¿Estás dispuesto a pasar por esa transición del reseteo y asumir que, aunque veas mejoras, probablemente no obtengas absolutamente todo lo que deseabas en solo un mes de reseteo?
Plantéate esta pregunta antes de comenzar a cambiar tu estilo de vida y tu alimentación, porque es la más importante.
La queja y el victimismo.
Y es que, hay algunas personas que quieren solucionar un problema o alcanzar un objetivo, pero que se limitan a quejarse, a contar una y otra vez el problema que tienen pero que JAMÁS hacen nada por mejorar.
No estoy diciendo que no haya que quejarse, ojo. Nada más lejos de mi forma de pensar. Creo que la queja es necesaria para que, el que sufre o tiene un problema, encuentre consuelo y alivio o incluso soluciones por parte de quien le escucha con amor.
Todos nos quejamos. TODOS. ¡Yo soy súper quejica! 😉
Lo que quiero decir es que hay algunas personas que JAMÁS están dispuestas a hacer NADA por cambiar eso de lo que se quejan constantemente.
En el caso de un problema concreto de salud (por ejemplo, acidez estomacal o sobrepeso) que veo claro que la alimentación y el estilo de vida evolutivos podría ser la solución, aparecen mil argumentos y explicaciones para NO hacer ABSOLUTAMENTE NADA. Quedarse tal y como están y no probar ni siquiera. Haciendo exactamente lo mismo que hicieron ayer y antes de ayer.
A veces su dialogo toma un cariz o un tono de justificación y defensa.
“Es que claro tú no sabes lo que es tener hijos, o es que el dinero, o es que trabajo muchas horas, o yo no puedo hacer eso, o es que a mi pareja no le gusta cualquier alimento que sea de color verde y va a ser IMPOSIBLE convencerlo para que lo haga conmigo ¡y yo sol@ no voy a hacerlo, claro!, etc."
En cuanto les indico amablemente que para cambiar su estado actual tienen que cambiar ALGO de sus vidas y tomar acción, se suelen sentir agredidos, o atacados.
No les gusta que se les haga evidente que la solución está ahí, pero que, en realidad no están queriendo hacer NADA.
No les gusta darse cuenta de que lo que quieren, no lo quieren tanto como para asumir ese costo… y prefieren quedarse en la comodidad del lamento y en creerse víctimas absolutas de las circunstancias.
Sin embargo:
- Me he encontrado con personas que han estado tan dispuestas a cambiar su salud a través de la dieta paleo que han cocinado de madrugada porque trabajaban de 9 de la mañana a 9 de la noche y luego tenían que ir a casa a encargarse de sus familias.
- Otras personas han tenido que cocinar doble almuerzo cada medio día, uno para ellos mismos y otro para el resto de la familia que no quería seguir la paleo.
- Otras personas incluso han discutido con sus padres, a los que adoran, para comprar alimentos paleo.
- Y otras han hablado con sus jefes para acordar un nuevo horario que les permitiera salir un día a la semana un poco antes del trabajo para ir a comprar al mercadillo de su ciudad alimentos saludables…
Quiero decir, la pura realidad es que si quieres conseguir algo cueste lo que cueste, lo haces. Punto. No ves barreras. Ves obstáculos salvables.
Estas personas hacen todo lo posible por sentarse a ver cómo esquivar ese obstáculo, no se sientan a llorar paralizados porque el obstáculo les impide el paso.
Repito: Cueste lo que cueste.
¡AUNQUE cueste mucho! Y sé que no es fácil… Nadie dijo que lo fuera.
No creas que no estoy siendo comprensiva. Entiendo que es difícil.
Entiendo que todos tenemos mucho trabajo, hijos, poco tiempo, hipotecas. ¡Lo entiendo! y también entiendo que hay situaciones terriblemente complicadas de las cuales es cierto que no se puede salir.
PERO sinceramente creo que en la gran mayoría de las ocasiones no somos víctimas de las circunstancias.
A veces si, lamentablemente. Como digo, me encuentro con personas que están viviendo casos o situaciones muy complicadas (enfermedades graves, situaciones emocionales tristes, etc.) en los que la persona si que está haciendo un gran esfuerzo y trabajo por solucionar su problema y no lo consigue.
Pero, en la mayoría de las veces, veo que es una cuestión de descubrir qué es importante para tí y cuánto estás dispuesto a hacer por conseguirlo, cual es el costo que estás dispuesto a asumir.
Y esta reflexión no sólo se puede aplicar en el ámbito de la salud, también en el ámbito laboral, si por ejemplo estás en un trabajo que te hace muy infeliz pero del que “no puedes salir”, o una relación tóxica en la que te sientes “atrapado”
Y si no quieres hacer el sacrificio o asumir el costo, (como yo y mi dominada), está bien, ¡está genial! no lo hagas, pero entonces asume que si no haces NADA, no cambiará NADA o no conseguirás ese objetivo concreto, o que, si asumes sólo una parte del costo, tardarás más tiempo en conseguir tu objetivo.
Por cierto, yo conseguí hacer mi dominada estricta hace poco. Tras 2 años intentándolo 🙂
En mi opinión, tomando acción es la única forma de ver cambios reales.
Conclusiones
Para terminar este post y que te sea útil, te propongo la siguiente actividad de reflexión:
Piensa sobre un objetivo de salud que deseas conseguir con todas tus fuerzas (verte más delgado/a, con más energía, con menos hinchazón, con más abdominales, etc.) y haz una auditoría de tu recorrido y tus acciones para alcanzarlo, con las preguntas que encabezan este post:
- ¿Eres verdaderamente consciente de cuanto cuesta alcanzar eso que tanto anhelas?
- ¿Y estás dispuesto a asumir ese costo?
Para contestar a estas preguntas te invito a que reflexiones tranquilamente acerca de las razones y/o excusas, (que no es lo mismo) que te das a ti mismo para NO hacer una acción o cambio concreto en tu vida y evalúa cuánto deseas realmente conseguir lo que deseas.
Quizá descubras que verdaderamente si que estás dispuesto a asumir el coste de tu deseo o quizá te sorprenda darte cuenta que no tanto como pensabas…
En cualquiera de los casos, está bien. No juzgues tus decisiones.
Sólo acepta tus decisiones y sus consecuencias y sé feliz con ellas.
Eso es lo más importante.
Que disfrutes y seas muy feliz.
y empieza a tomar acción HOY.
Déjame en comentarios tus reflexiones si lo deseas y ¡comparte en Facebook si te gustó!
Dietista especializada en candidiasis vaginal crónica, Licenciada en Bioquímica, Máster Biomedicina Regenerativa, Coach en Salud y apasionada de la Nutrición evolutiva. Ayudo a mujeres con candidiasis vaginal crónica a vencer esta horrible infección.
Maria dice
Genial post Suyi! Muy útil, de corazón muchas gracias! Me encanta como escribes pero en este post te has superado ?
Suyapa dice
Gracias María, me alegro mucho que te haya gustado 🙂 un beso. Suyi
Lorena dice
Gran artículo Suyi, quién no se ha sentido así alguna vez?! 🙂
Un besazo campeona
Suyapa dice
¡Gracias Lorena! 🙂 Me alegro mucho que te haya gustado bonita. Así es, a veces nos sentimos que somos lo peor y nos frustramos y creemos que todo lo malo nos pasa a nosotros, pero como tú dices… ¿quien no se ha sentido así en algún momento? Lo importante es sentarnos a analizar lo más objetivamente posible la situación que nos está generando esa frustración y ver si realmente estamos haciendo todo lo posible por salir de ella.
Un besito grande. Suyi